Queda la misma sensación, luego de varias películas. La misma.
Todo personaje termina siendo lo que quiere ser, al menos por un momento.
¿Pasaremos por la vida intentando SER para la sociedad, para los otros, para los nuestros? O bien, ¿es tan grande la aventura de querer ser quienes queremos SER, quienes deseamos SER que preferimos conformarnos con un intento de SER bajo la mirada de los OTROS?
¿Trabalenguas? Ojalá fuera un simple juego de palabras… el “buscarse a sí mismo” lleva muchísimo tiempo, trabajo y dedicación. Una tarea que hoy en día muchos ni siquiera la pensaron.
Ya sea por la rutina, por las obligaciones, por querer quedar bien con el otro, por no salirse del círculo, por querer seguir consumiendo…
Para Alexander Supertamp
“el espíritu aventurero del ser humano es la esencia del alma. Pero la vida estable es el veneno más poderoso que puede terminar con él…”
Entonces idea un plan: Llegar a Alaska
Plan que se asemeja a las distintas etapas de la vida. (Nacimiento, madurez, reproducción y muerte)
Definimos metas
Algunas las cumplimos. Otras quedan a medio camino y la mayoría en idea.
El fin de esta “obra de arte”, al margen de ser idealista, es llegar cueste lo que cueste. Y eso sí que es un aprendizaje. El protagonista tenía la idea de llegar a Alaska y lo logró. A base de sacrificio, constancia y fuerza.
El personaje principal siente la fuerza interior que lo lleva a ese viaje de “búsqueda de sí mismo” Nunca se sabrá si es por un objetivo de vida o por un plan de castigo a los padres, pero lo que si es seguro que él no era de este planeta.
Hacia Rutas Salvajes. Imperdible.