miércoles, 26 de enero de 2011

Somewhere + Burlesque



De •Somewhere…• a •Noches de Encanto• pasé así como así. Como uno pasa de la cena al postre o de la silla al Sofá cama.

De la historia de la estrella de cine pasé a la bailarina de pueblo que quiere triunfar en Hollywood.

La transición apenas se sintió, es más parecía que una llamaba a la otra. Extraño… Muy extraño.

Mientras Sofia Coppola cuenta el supuesto Universo de Johny Marco, estrella de cine que vive en un importante hotel en Los Angeles, igual a sexo más sexo, restos de fármacos en mesa de luz y muchas fiestas y alcohol. Steve Antin se encarga de recontar, contar y recontar con mucha percusión, lentejuela, portaligas y bailarinas por doquier la típica historia de la chica de bajos recursos que quiere triunfar en dicho sea de paso Los Angeles…

Dos historias, mismo lugar… Pregunto, no se cansan los yanquis de hacer lo mismo? Coppola cae en un círculo vicioso que no sabe cómo salir. Las críticas dicen que el personaje da el giro esperado cuando la convivencia con su hija de 11 años se lo permite… pero ésto es así? “…Sofía no transmitiste mas que contar la historia de la manera más objetiva posible… claro que la clave fue el cautivador personaje de Elle Fanning, quien promete y mucho…”
Posiblemente se merece un punto (o uno y medio) por la adecuada utilización de recursos “bien masculinos” como el ruido del motor de la Ferrari, siempre en primer plano, las bailarinas en el caño, el Whisky con el vaso adecuado para la ocasión, el cigarrillo en mano, Siempre listo “todo lujo, carece de sentido. Impide la elevación del Ser Humano al fin y al cabo, el auto, el alcohol, la play queda acá… para qué tanto material si al fin y al cabo tu vida es una mierda…” Antin quería destacar la historia de Ali, Cristina Aguilera como si fuese la primera vez que se contara una historia similar. Parece que leyó muchos cuentos con final feliz, diganlé que la vida no es tan así. Y que para “triunfar” como el piensa, todo cuesta, no se avanza con un remo sólo y tan fácil. Pero en fin, los números musicales (más la percusión, insisto) hacen que la película sea llevadera pero para ver por cable, un domingo y con la bata puesta.