viernes, 25 de septiembre de 2015

HÉROES DEL SILENCIO

Tiros, bombas, violencia, un pedazo de rostro con restos de hilos de sangre, un balazo por la espalda entre risotadas. La FURY de David Ayer tiene todo eso, pero también tiene una gran utilización del silencio, que muy pocas veces he visto. Toda ese sacudón de violencia se corta con las escenas del traslado de un conflicto a otro del “hogar” de los protagonistas: el tanque.




Después del ruido, de la sangre, se pueden disfrutar de momentos excelsos. Asi empieza nomás, ya en la primer escena te da este indicio. Don "Wardaddy" Collier (Brad Pitt), con un cuchillo, acaba de atravesarle el ojo a un nazi que venía a caballo. A su alrededor hay hierros destruidos de camiones acechados por el fuego, cadáveres embarrados y el cielo gris, el cielo siempre será gris en toda la película. El tipo se levanta, guarda el cuchillo ensangrentado y acaricia al caballo blanco, le da dos palmaditas y lo deja ir. Todo eso con una mirada perdida pero a la vez reflexiva, varios segundos sumido en el silencio, claro está.

Con esta película recordé otra de Brad Pitt CONOCES A JOE BLACK pero por estar en la vereda de enfrente. Ahí, Martin Brest, su director, destrozó la trama con tanto silencio aciago e inservible. Silencios entorpecedores e incoherentes. Bueno, aca, en FURY, pasa todo lo contrario.  

El tanque vuelve a la base y el mismo día salen por otra misión. Algunos chistes mientras se cruzan con cientos de civiles alemanes que escapan de la zona de conflicto. Y ahí el silencio otra vez. Las miradas, los gestos, todos arriba del tanque. Don Collier apretando los dientes, con toda su responsabilidad pesándole en la cara, buscando explicaciones en el horizonte y Grady "Coon-Ass" Travis (Jonathan Bernthal, si; el de Walking Dead) fumando y enroscado en su bronca eterna. Pero los ojos casi petrificados del religioso Boyd "Biblia" Swan (Shia LaBeouf) son como un estiletazo; te dicen todo, pero absolutamente todo sin abrir la boca.


La escena del intento de almuerzo civilizado con dos alemanas que encuentran en un edificio es digna de ponerse de pie y no parar de aplaudir. En el medio del diálogo miradas enfurecidas, lágrimas que caen de impotencia repleta de recuerdos, ojos esquivando otros. Son 90 segundos de actuaciones de lujo.

La trama es buena, el final esperable, pero los silencios, si señor… los silencios, son las bases fundamentales de esta pelicula. Te hacen repensar el porque de la guerra una y otra vez, esos momentos de pasividad te llevan a la reflexión inevitablemente, tal como lo hace LA DELGADA LINEA ROJA, pero apelando a vos. Cada escena de silencio te obliga a ponerte en la piel de cada personaje. Dale, poné play y dejá que el tanque sea tu hogar durante un par de horas.


TRAILER SUBTITULADO